viernes, 4 de febrero de 2011

LA ESCRITURA DE JUAN JOSÉ SAER

La generación a la que pertenece Saer se caracterizó, entre otras cosas, por una nueva toma de posición frente a la literatura argentina. En efecto, logró abordar la obra de ciertos escritores, como la de Jorge Luis Borges (1899-1986), sin los prejuicios de lectura que tenían respecto de él quienes lo consideraban un “escritor de derecha”, calificación que no establecía diferenciaciones entre sus posiciones ideológicas y su producción literaria. Haciendo caso omiso de esta evaluación sobre Borges, Saer lo reivindicó como escritor, aun cuando políticamente se encontraba en sus antípodas.
Esta generación, además, se destacó por el carácter cosmopolita de sus lecturas que iban más allá de lo que se producía en el país tanto en la ficción como en el ámbito teórico, multiplicidad que se reflejó en su producción.
“Mi objetivo — declara el propio Juan José Saer — es combinar el rigor formal de la narración moderna con la intensidad de la percepción poética del mundo”. Y si algo distingue a su prosa es, precisamente, el rigor formal, la insistencia sobre la forma, el trabajo minucioso de la lengua.
Toda la obra de Saer está recorrida por un afán experimental, un deseo de investigar qué se puede na-rrar de la realidad y de qué forma es posible hacerlo. De esta manera, la anécdota pasa a un segundo plano. Su preocupación por liberar a la literatura de lo meramente anecdótico para adentrarse en las posibilidades que brinda la forma acercan su escritura a la de un compositor de música.
“Personalmente — dice él mismo — escucho mucha música y, frecuentemente, su perfección formal despierta en mí nostalgia de un relato que sea forma pura, a lo cual tiende, sin duda, El limonero real que, hacia el final, busca desprenderse de los acontecimientos para desenvolverse poco a poco en forma pura”.

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